Hace muchos, muchos años leí una revista donde se mencionaba un manga post-apocalíptico que, cuando menos, sonaba muy interesante. Esta semana por fin tuve oportunidad de leerlo gracias a los esfuerzos conjuntos de mi memoria, que recordó que existía, y del Internet, con su facilidad para facilitar el intercambio de información.
El encargado de la trama, dibujo y demás es 望月峯太郎 /Minetaro Mochizuki quien retrata una situación bastante aterradora de una manera bastante realista… a mi parecer.
Todo comienza en un típico viaje escolar, los muchachos platican, las muchachas también y el viaje en tren parece será uno de tantos. Digo, no he viajado en tren, pero me imagino que no difiere mucho de los viajes que hacía yo en el camión. Un último vistazo al paisaje por la ventana antes de entrar a un túnel y todo se vuelve negro… literalmente.
Algo ocurre y cuando nuestro protagonista toma conciencia se encuentra con que el tren se ha descarrilado y parece que todos están inconscientes o tal vez muertos. Aquellos que imaginen que es una historia de ésas donde todo lo malo que pueda pasar… pasa, estarán en lo correcto. Y así es, todos están muertos. Nuestro muchacho recorre el tren hecho trizas lleno de cadáveres en busca de refugiados, hasta que encuentra a otro muchacho que ligeramente perturbado le indica que no se meta con él. Una chica que está inconsciente le toma del pie como acto reflejo, y nuestro chico decide cuidarle hasta que recupere el sentido.
Así empieza el infierno de estos chicos, ambas entradas del túnel están selladas con rocas y no hay muchas esperanzas de que los rescaten. ¿Por qué? Pues porque lo que sea que pasó, parece que fue grande. Y el muchacho que hemos estado siguiendo (se llama Teru por cierto) logra recordar que vio un gran resplandor entre las montañas antes de entrar al túnel.
El manga hace un énfasis muy grande en el Miedo, presentándolo principalmente en Nobuo, el otro muchacho que sobrevivió, y que debido a la obscuridad perpetua del túnel aunada a la claustrofóbica conciencia de sentirse atrapados, le van haciendo mella, enloqueciéndolo poco a poco. He de confesar que aquí me acordé bastante del Señor de las Moscas, y no me extrañaría hubiera alguna referencia oculta o tributo en la historia.
Pero finalmente:
¿Hay más sobrevivientes en el túnel? ¿Logran salir al mundo exterior? ¿Qué fue lo que pasó?
La mayoría de las respuestas están presentes en la lectura, si bien el final no deja de ser uno de esos finales abiertos donde uno no sabe qué acaba pasando. Si bien, lo podría considerar un final abierto de “los buenos”, pues da los suficientes datos para saber por dónde caminará la historia, al contrario de aquellas historias que acaban y que sabes que hay algo crucial que el autor dejó de poner.
Este final sin embargo me hizo reflexionar un poco en lo que significa crear una historia de este tipo y recordé Island, el cuál es un manhwa/historieta coreana con un ambiente también muy denso y sangriento, y recuerdo haber tenido la misma sensación ominosa tanto con Island como con Dragon Head. La mayor diferencia es que Island sí termina de una manera abrupta y el autor admite que quedaron muchas cosas por contar pero que era el momento para terminarlo.
Mi reflexión sin embargo no iba tanto dirigida a las tramas ni a la ambientación como a lo que significa estar creando estos mundos. El lector es alguien ajeno al mundo que se nos presenta en la historieta, y tiene que poner un poco de su parte para que el mundo plasmado en el papel lo atrape y le transmita lo que sea que guarde en su interior. El caso de los autores es totalmente distinto. Para que una historia realmente viva y pueda atrapar a los lectores, el autor debe estar sumergido en este mundo que está creando, tiene que no sólo crearlo sino también hacerlo respirar cual frankenstein mental. El autor acaba guardando en su interior a infinidad de personajes que se mueven por propia cuenta dentro de un mundo con sus propias leyes, y esta suerte de organismo psíquico obviamente acaba afectando a aquél que lo alberga. Si a veces es difícil estar con nosotros mismos, maginemos lo que será tener este pandemonium andando en nuestra cabeza y, además, estarlo plasmando en el mundo exterior. Como dije, el lector necesita poner un poco de su parte para dejarse atrapar, pero el autor lo tiene que poner todo, para que cuando menos un poco de esa vida que habita su mente se transfiera al papel. En resumidas cuentas, lo que nosotros leemos es apenas un ápice, un fantasma de la imagen real que está en el autor.
Cuando pensé esto, me di cuenta de lo pesado que ha de ser desarrollar historias tan densas y con temáticas tan negativas/depresivas. Y fue ahí que comprendí por qué acaso muchas veces tienen que terminar estas historias, porque a uno como lector le pueden afectar, pero al creador puede que llegue un momento en que sea realmente una cuestión de sanidad mental. Eso también explica a mi parecer la razón por la cuál varias historias de este tipo tienden a suavizarse un poco con el paso del tiempo. Puede que sea porque el autor no puede soportar estar sumergido en esas profundas tinieblas por tanto tiempo (recordemos un manga tarda años llevándose a cabo), y me viene a la mente inmediatamente Gantz, que empezó como el manga más cruel que hubiera leído nunca y que poco a poco fue suavizándose.
Finalmente, recordé un pequeño dato que ratificó un tanto mi pequeña teoría. 高橋 真/Shin Takahashi escribió y dibujó 最終兵器彼女/Saishū Heiki Kanojo/Mi Novia es el Arma Definitiva (usualmente referida como Saikano), probablemente la historia más triste que haya leído. Leí cada tomo en la tranquilidad de la noche a la luz de una pequeña y amarillenta luz de lámpara, y cada vez era una experiencia melancólica que podría arrancarme uno que otro indicio de lágrima. El autor comenta, sin embargo, al final de la serie que el recorrido fue muy pesado. Y admite cómo la muerte de uno de sus propios personajes lo afectó gravemente y deprimió.
Como decía, a mí ese manga logró arrancarme alguna lágrima, pero en el caso del mangaka, la cosa fue mucho más densa…
Tal vez por eso el final de Saikano es un poco más rosa y tierno de lo que se hubiera esperado… a nosotros nos podrá parecer ligeramente triste, pero para quien lo creó…
Nos vemos.
2 comentarios:
muy interesante! yo quiero leer ese material!
Saludos
Hola Mostro, tienes mucha razón, los mangakas son los que sufren más la pérdida de un personaje que uno como lector.
Ya que no lo desarrollo en un día, le llevo tiempo, y conforme pasó el tiempo le tomó aprecio al mismo, sin embargo al darle muerte, es como si un amigo falleciera... o peor, puesto que fue su acompañante durante mucho tiempo.
Estuvo interesante tu publicacion.
Cuidate saludos ;)
Atte Mokona =D
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